HALLOWEEN SE ACERCA...

Dentro de poco será 31 de octubre, la víspera del día de los difuntos y la celebración de Halloween. Esta es una fiesta que arrastra mucha controversia, sorprendentemente existen muchos detractores que año tras año lanzan acalorados discursos en su contra. La Iglesia la critica por considerarla una fiesta que induce a la brujería y ensalzamiento de la muerte (lo mismo dicen de los libros de Harry Potter), los muy “tradicionales” o los muy “antiglobalización” la critican por ser una “americanada”. Una fiesta foránea que rompe con las celebraciones nacionales o de un ejemplo del colonialismo “yanqui”. Dependiendo de si estás más a la derecha o a la izquierda. Siempre me ha llamado mucho la atención, no entiendo porqué a nadie le sorprende que se celebre la Navidad en Marruecos o Japón y si este tipo de cosas. ¿Cómo puede ser que la Iglesia critique una fiesta por ensalzar la muerte cuando la Semana Santa es la celebración de la tortura, muerte y posterior resurrección de Jesucristo?¿alguien se ha paseado por un templo y se ha parado a meditar lo que encuentra a su paso? Tumbas o estatuas de personas atravesadas por flechas, lanzas, ardiendo, devoradas por animales son muy comunes ¿y se entretienen en criticar a los niños por disfrazarse de vampiros, brujas o monstruos? Me llama la atención como nos quejamos de sufrir los efectos de la globalización y estar en contra de Halloween cuando desconocemos que muchas de las costumbres que damos como normales también han sido exportadas, ¿Quién no pone un belén o un abeto en el salón de su casa durante las Navidades? Ambas son traídas de otros países, Italia y Alemania respectivamente. De Papa Noel ni hablamos. San Valentín fiesta creada por motivos estrictamente consumistas. Otros ejemplos como los pantalones vaqueros, la coca cola, el cine, etc. todo es parte de la cultura predominante en la actualidad que es la norteamericana pero no parece a nadie molestarle por estas ¿por qué habrá este problema con Halloween? ¿Por su nombre casi impronunciable? Debo reconocer que me he criado leyendo a Stephen King, escuchando historias para no dormir en la radio, viendo los clásicos el cine de terror de los ochenta, etc. y para mi, esta es una fiesta que tiene muchísimo atractivo. No es que me guste disfrazarme, que de hecho no me gusta ni aquí ni en carnavales. Pero me alegra todo el ambiente que se genera a su alrededor, fiestas temáticas en nuestros restaurantes, pubs y discotecas, especiales de series y películas por la televisión y todo centrado en la “cultura del terror y el susto”. Me da igual que venga de Estados Unidos o de la Conchinchina. Quien quiera es libre de celebrarlo y quien no disfrute que no haga nada, estamos en un país libre. Pero que no se empecinen en que los demás no lo pasen bien en esta fecha. En un mundo global como el que vivimos pocas cosas podemos decir que sean nuestras propiamente dichas. La mayor parte de las celebraciones y fiestas son internacionales y simplemente se modifica la manera de celebrarla según el país o la religión del momento, el tiempo habitualmente diluye la procedencia de las costumbres y tradiciones, asimilándolas como propias. Hubo momentos en que la cultura predominante fue la inglesa, la francesa o la nuestra, la española y de ello hay vestigios en nuestra vida diaria que no conocemos. Incluso perviven tradiciones más antiguas que provienen de Roma, Grecia o el propio Cristianismo (que también llegó de fuera). ¿Dónde ponemos el límite temporal o geográfico? Quizás dentro de 100 años nadie diga que Halloween es una fiesta extraña, quizás todo el mundo la celebre en España adaptándandola a nuestra idiosincrasia propia, quizás la renombremos como noche de los difuntos o de todos los santos y cambiemos costumbres que se adapten más a nuestros gustos, pero ¿porqué quitarla o criticarla tan duramente si parece que está cuajando en nuestra sociedad? Una fiesta que el único resultado que provoca es una noche de diversión a muchísimos españoles ¿Qué mal puede hacer por no ser española? Así que este año, para que no todo sea negativo, yo rompo una flecha a su favor.